miércoles, 25 de junio de 2014

Estado de Excepción en la Copa

Esta publicación es una traducción. La publicación original es de Advogados Ativistas

Relato de los "Advogados Ativistas" e de los Observadores Legales, el 23 de junio en São Paulo - “11ª protesta NAOVAITERCOPA, vai ter protesto”.

CONCENTRACIÓN


Antes del inicio de la protesta, en la concentración, se notaba la presencia ostensiva de la Policía Militar y de diversos policías paisanos con armas de fuego. Alrededor de las 15h15, la "Praça do Ciclista" ya estaba completamente sitiada, el cerco realizado de manera planeada por las fuerzas de seguridad configuraba un escenario amenazador, con el claro objetivo de manipulación emocional - generar miedo e intimidación.

El clima era de completa tensión, pues después de las diversas promesas de represión del Gobierno del Estado a las manifestaciones populares, el temor imperó y dificultó el proceso de concentración de los manifestantes. En las inmediaciones de la "Praça do Ciclista", en la Avenida Paulista, local apuntado para el encuentro de los manifestantes, se presentaron más de 40 jinetes de la caballería de la Policía Militar, centenares de policías de la tropa de choque y de la "tropa del brazo" (luchadores de jiu-jitsu), así como diversos equipos militares de soporte, visiblemente armadas para el combate.

Todo el aparato militar para acompañar la manifestación evidenciaba lo cuan lejanos estamos del concepto de "policía democrática". Presenciamos una policía inaccesible, cerrada al diálogo y parcial, partiendo del supuesto de que todo y cualquier manifestante es una amenaza potencial, y por tanto, merece el tratamiento de un criminal.

Diferentemente de todas las otras manifestaciones, se notó la presencia de diversos delegados e investigadores del DEIC (Departamento Estadual de Investigaciones Criminales) que es una unidad de la Policía Civil del Estado de São Paulo, especialista en el combate a los grupos criminales que actúan de manera organizada y administra una averiguación policial referente a las manifestaciones políticas.


EL CERCO

Alrededor de las 16h20 la concentración de la protesta fue completamente cercada. En la Avenida Consolação, se formó un enorme cordón de aislamiento hecho por la "tropa del brazo", cualquier ciudadano - manifestante o un mero transeúnte - que desease adentrar a la Avenida Paulista, podría ser revisado aleatoriamente al pasar por dos militares allí puestos.

Cuestionados por los Observadores Legales, abogados y manifestantes acerca del criterio de la revista, la respuesta fue clara "si lleva mochila puesta y tiene cara de manifestante, será revisado". (Material registrado en vídeo).


Una vez más, vimos la Policía Militar crear su propia legislación callejera, estableciendo lo que consideran "fundada sospecha" (art. 244) de acuerdo a la necesidad política del momento.


OBSERVADORES LEGALES SON BLANCOS DE LA POLICÍA

Los 40 observadores legales, fácilmente identificados por sus chaquetas verdes, buscaron posicionarse estratégicamente, de manera a cubrir toda la inmediación de la actuación ostensiva de la policía. En este perímetro de sitio, lejos de las cámaras o de cualquier manifestante, algunos observadores fueron constreñidos y revisados por la Policía Militar mientras registraban las ilegalidades. La revista personal ocurrió aleatoriamente, sin que hubiese fundada sospecha, requisito legal para su correcta realización. Por lo contrario, la revista personal se dio de manera completamente arbitraria después de los Observadores Legales verificaren algunos policías sin identificación personal.

Vea el vídeo del momento en que la policía resolvió revistar los Observadores Legales:


Durante la revista, los policiales se preocuparon específicamente en retirar los teléfonos de los observadores legales, que ya contenían algunos registros materiales de la policía. En razón de esta rara e intimidatoria revista, un observador legal inmediatamente comunicó a los Abogados Activistas, que luego se presentaron en la escena para acompañar en la calidad de defensores. Luego que el primero abogado se presentó, fue inmediatamente puesto contra la pared, con la identificación funcional en la mano para ser revistado. Después, otro abogado se dispuso a actuar y fue impedido por la policía bajo confusión y agresiones verbales.

La escena rápidamente llamó la atención de los medios, que luego también fue impedida de registrar los abusos flagrantes contra observadores legales y abogados en el ejercicio de su profesión. Después de cercados y lejos de la vista, un policía que ya había iniciado búsqueda infundada en los observadores legales, lo acusó de estar llevando droga, en el intento de criminalizar la actuación del grupo.

En los momentos que sucedieron, se vio un deliberado intento de asesinar la reputación de los observadores legales y de los abogados allá presentes, de manera ostensiva, intimidatoria y constrictiva. El observador legal fue presentado para un delegado de la Policía Civil y luego liberado sin mayores problemas.

La creación de este tipo de hechos permeó toda la concentración de la protesta, con una actuación completamente teatral de la policía vestida para la guerra, contra, hasta entonces, 50 manifestantes.


LA MANIFESTACIÓN

El desplazamiento de la protesta se dio de manera pacífica desde el principio hasta el final, sin ningún tipo de incidente o confronto, hasta que, en la dispersión, en el acceso al metro, policías civiles de manera cobarde, detuvieron dos personas sin el cumplimiento de ninguna prerrogativa legal. Si no bastara la prisión infundada, un policía disparó para el alto dos veces en la intención de intimidar los manifestantes. Hecho éste que nos hace reflexionar sobre la diferencia entre un ciudadano común y un policía disparar desnecesariamente para el alto. Es cierto que, para el ciudadano esto sería una acción capitulada como crimen, ya en la posición del policía, la sociedad viene aceptando cualquier arbitrariedad.


En el escenario de una manifestación, un arma de fuego debe ser utilizado apenas en caso de extrema necesidad y de acuerdo con normas internacionales de la conducta policial, el policial debe identificarse como agente policial, advertir claramente su intención de utilizar el arma de fuego y dar tiempo suficiente para que el supuesto delincuente se conforme con tal advertencia. Nada de eso fue respetado. Todas las medidas de restablecimiento del orden no respetaron derechos humanos y constitucionales.

Abogados siendo revistado por policiales
Todos los abusos registrados a lo largo de la manifestación sólo evidencian los atentados contra la dignidad humana y contra la propia ley. Los resultados son prácticos e inmediatos, a saber: la disminución de la confianza del público cuando al trabajo de la policía, el aislamiento de la policía en relación a la sociedad, el agravamiento de la desobediencia civil y las críticas negativas por parte de la comunidad internacional y de los medios de comunicación social.

De la policía se espera un tratamiento ético. De la policía se espera el básico de la noción milenario de reciprocidad, la idea de que un tratamiento respetuoso suscita una respuesta de la misma naturaleza. Al recibir un buen ejemplo y una idea clara de lo que se espera de un tratamiento digno, todos se comportan de manera correcta.

Las manifestaciones populares se basan en la ingeniosidad del pueblo y en la capacidad de los propios activistas y su organización para expresión de sus pensamientos. Los daños a los principios constitucionales más básicos ocurren cuando la policía interfiere durante todo ese proceso, a través de intimidaciones, delimitación del espacio de la manifestación, control de la duración de la manifestación, control de acceso de manifestantes y sobretodo la represión violenta y desproporcional. Protestar no es crimen, todavía.

La confianza en la policía reside en su capacidad de regular los conflictos con neutralidad. Lo que vimos fue la actuación de una policía política, al margen de la ley, que no sirve a la sociedad, pero sí a los sesgos políticos/económicos de terceros interesados. Un gobierno, que al utilizar de su policía, no defiende y mucho menos protege los intereses de los ciudadanos, por lo contrario, limitar desnecesariamente su libertad, no es un gobierno legítimo, pero un desgobierno.

Abordajes violentos, policías no identificados, prisiones para averiguación y torturas en la oscuridad de las comisarías es lo que se practica. Ningún respeto se tiene por abogados que se levantan para combatir y cuestionar esa lógica. Si intentan acompañar los detenidos, son revistados en el ejercicio de la profesión y no son informados para dónde están siendo levados sus asistidos.


La población autogestionada, cuando protesta, se protege como puede, encara papeles de observadores legales y socorristas asumiendo papeles que en este momento son abandonados por el Estado en la máxima medida de la represión.


Si, así que es, es así que va a ser. Jodido de verdad.

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