Estimada Dilma
Rousseff, presidente de Brasil. Otro día, mirando su discurso precopa enYoutube, tuve algunos curiosos recuerdos sobre usted. Incluso algunas memorias
que no he vivido, pero que son conocidas públicamente. Me acordé de cuando usted
enfrentó a la dictadura militar brasileña, participando inclusive en la
guerrilla revolucionaria y perseguida por los militares como terrorista; me
acordé de como usted era crítica sobre los monopolios mediáticos y defendía una
visión política libertaria. También recordé cuando su compañero Lula asumió la
presidencia de Brasil por el PT. Todo el entusiasmo que tomó cuenta de
libertarios y progresistas brasileños y latinoamericanos. Todos tomados por La
ilusión de que allá empezaba un proyecto honesto y verdadero de combate a las injusticias
sociales latinoamericanas.
Y entonces el tiempo
pasaba, y los sueños de un Brasil más justo se apagaban de a poco. Hasta hoy, mucha
gente no quiere darse cuenta, otros no logran interpretar la coyuntura del
país. Pero la ilusión de que el PT es un partido de izquierda y tiene políticas
de izquierda fue tumbada ya hace muchos años. Usted, señora presidente, junto a
sus funcionarios, asesores y compañeros de partido, son los principales culpables por cegar la visión de
quien todavía cree en el PT y su proyecto de gobierno. No hay duda que, en el
papel de políticos neoliberales, ustedes han hecho un muy bueno trabajo: estudian cada
número, cada estadística, cada cifra, para desinformar al pueblo y agradar a la
mayoría de los votantes brasileños.
En su discurso, señora
presidente, usted se equivocó y se olvidó de algunas cosas. Tal vez puede que en
su visión, sean solamente pequeños detalles. Sepa que, para nosotros - personas
comunes de todo el mundo - son factores muy importantes en su pronunciamiento
precopa.
Usted dijo que esta
será la Copa por la Paz, la Copa Contra el Racismo, la Copa de la Inclusión, y
la Copa contra la Violencia y el Prejuicio. Dijo también que será la Copa de la
Tolerancia, de la Diversidad, del Diálogo y del Entendimiento. Bueno, respeto
su voluntad de mentir a su público, usted es una jefa de Estado y es su deber
hacerles llegar mentiras. Pero aquí te pasaste, señora presidente. Es imposible
que la gente de su país crea que esa es la Copa por la Paz, considerando que
Brasil tiene los peores índices de homicidios desde 1980, con 29 muertos para
cada 100 mil habitantes; Es imposible que la gente de su país crea que esa es
la Copa de la Inclusión, mientras el boleto de un partido vale hasta R$1980 en
un país donde el sueldo mínimo es de R$724 mensuales; Es imposible que la gente
de su país crea que esa sea la Copa contra el racismo, mientras la población
negra es exterminada en las favelas de todo el país y mientras la población
indígena es ignorada con sus tierras quitadas en nombre del falso desarrollo
neoliberal y de falsas demandas energéticas; Es imposible que la gente de su
país crea que esta es la Copa contra la violencia. Usted debería tener
vergüenza de decir este tipo de cosa mientras agentes del ejercito ocupan
favelas y Rio es escenario de una verdadera guerra civil, que
desafortunadamente no llegará a la vista de los extranjeros visitantes del
mundial; Aún más difícil sería hacer que su pueblo creyera que esta sería la
Copa de la diversidad. Cualquiera que haya visto la apertura del mundial puede
confirmar el hecho de que más de 99% de las personas presentes en el estadio
eran blancas - eso incluyendo los cantantes y bailarines que participaron del
espectáculo así como los aficionados que allá estaban. Me impresioné en ver que
hasta mismo los capoeiristas eran blancos. ¿Qué brutal coincidencia, no?
En su discurso fue
dicho que usted quiere que los brasileños tengan una visión correcta de todo lo
que pasó. Usted dice que los gastos fueron pocos, haciendo una buena maniobra
con los números, comparando los gastos del mundial con los gastos de educación
y salud de todo el país, diciendo que estos fueron 212 veces mayores que los
gastos en los estadios. Decir eso es deshonestidad con su pueblo, señora
presidente. Es lógico que comparar los gastos (declarados) en estadios tiene
que ser centenas de veces menos que los gastos en salud y educación, si no
fuera así la salud y la educación simplemente no funcionarían (así como ya no
funcionan en Brasil). No funcionaría literalmente. Por otro lado, usted ignoró
el hecho de que este fue el mundial más caro de la historia y que los gastos
finales fueron el doble del presupuesto original.
![]() |
Proyección en un edifício de São Paulo con comparaciones entre valor de boletos y sueldo mínimo |
Enseguida usted viene
con el chiste de que tenemos que mirar los dos lados de la moneda. Dice usted
que, la Copa no es solamente gastos, que es una inversión que traerá a Brasil
negocios, empleos y billones de reales en la economía. Bueno, hasta aquí veo
solamente un lado de la moneda, señora presidente. Dinero invertido por todos
para retornar en más dinero a quien ya tiene mucho dinero. Tal vez su discurso
tuviera más sentido si el otro lado de la moneda a lo cual usted se refiere
fuera todo el costo social que trajo el mundial. Ocupaciones militares en las
favelas, tierras indígenas invadidas, manifestaciones populares brutalmente
reprimidas y censuradas e incontables muertos en el genocidio contra la
población negra y pobre de Brasil. Todo esto en nombre de la buena imagen
brasileña al público internacional, como si usted simplemente prefiriera barrer
la suciedad para abajo de la alfombra en lugar de asumirla y tratar de
limpiarla de manera digna.
Cuando usted cita que
Brasil tiene una dictadura militar reciente y que hoy vive una democracia donde
hay total libertad de expresión y manifestación, difícilmente puedo contener mi
risa, señora presidente. No hace falta hablar de la historia reciente de
represión policial en Brasil - desde junio de 2013 hasta la semana pasada con
la huelga de los funcionarios de metro en São Paulo y las brutales imágenes que
se difundieron por el mundo. No hace falta mencionar la campaña de la Amnistía
Internacional que intenta frenar o amenizar la violencia policial en las
protestas brasileñas. No hace falta ningún ejemplo porque su bonito discurso se
fue a la mierda menos de 48 horas después, mientras se daba la apertura del
mundial en São Paulo, Rio de Janeiro y varias otras capitales. En apenas 1 día,
las protestas en la Copa ya han dejado centenas de heridos y detenidos. En São
Paulo fueron 37 heridos y 47 detenidos. Vale decir también que a un día del
inicio del mundial, órdenes de prisión y aprehensión fueron cumplidas por la
policía en contra de activistas y participantes activos de movimientos
sociales, con la finalidad de asustar y cohibir las protestas durante el
torneo. Discúlpeme el término, señora presidente, pero estas son
características claras de una dictadura. Me admira su potencial para la
demagogia e hipocresía.
Por último, hay que
decirle que sabemos que usted no tiene responsabilidad directa sobre todas las
injusticias sociales brasileñas; que no tiene responsabilidad directa tampoco
sobre la represión violenta ejercida por las policías militares, ya que estas
son de responsabilidad de los gobiernos estaduales. Muy bien, señora
presidente, sabemos de esta situación, pero sabemos también que usted es la
persona más importante y más poderosa de su país y que tiene la obligación de
pronunciarse públicamente sobre toda y cualquier injusticia ejercida de manera
sistémica en el país cuyo cual usted gobierna.
Tenemos que ocupar el
mundial con nuestra voz, nuestros problemas y nuestros sueños. Tenemos medios
autónomos, tenemos mucha gente inocente siendo muerta, y tenemos el sueño de un
mundo más justo.
Hasta hoy, la más
grande campeona de todos los mundiales fue la FIFA. En 2014 la historia va a
ser distinta.
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